El mundo de las letras...

Mundo que es mi mundo, mundo en el que sueño y vivo, muero y resucito

martes, 16 de marzo de 2010

Locura...locura

“La serpiente de lo absurdo se enrolla en sus almas asfixiando su razón, dejando el rastro de lo imposible sobre la fina capa de la cordura. Locura, locura…”

Mentes huidizas que escapan en un intento de dar tregua a la incansable maquinaria que conforman los pensamientos. El viento como elicitador de una tempestad de convulsiones y gritos. Cuánto loco suelto...

Locos ellos que se pierden entre callejones buscando algo que llevarse a la boca, algo que sacie un hambre que un día se apropio de su razón y conciencia. Locos ellos que caminan perdidos conversando con un invisible y silencioso acompañante que un triste día se convirtió en único consuelo y escudero en el tortuoso camino creado por este mundo de cuerdos.

Locos ellos que te sonríen sin causa, que duermen allí donde les place, pobres locos ellos que perdieron los zapatos de color escarlata y el camino de baldosas amarillas. Locura que vende a la calle a estos locos al por mayor, que los abandona a su suerte, que los entrega a una sociedad que de ellos ni sabe ni entiende.

Locos ellos, pobres locos. Sin estudios ni experiencia, sin familia ni pareja, sin amigos, sin historia, sin pasado ni cultura. Locos, pobres locos, que hablan y nadie atiende, que saludan y no reciben respuesta.

Locos ellos cuyas frases no entendemos, cuyos gestos sirven de sorna, cuyos gritos levantan el vello. Locos ellos que nos persiguen, que nos vigilan y atemorizan. Locos ellos que nos violan y roban, que nos golpean y maltratan.

Locos que no entienden más que el verbo saciar, que cayeron presos en la trampa de la droga, que fueron engañados y entregados por menos de 30 monedas, que no aceptaron un no por respuesta invadiendo la libertad ajena y apropiándose de cuerpos no entregados.

Locos perdidos en el valle de la desesperación y el desconsuelo, ahogados entre las páginas de un libro que promete entre sus líneas la paz eterna. Sotanas de oscuros tejidos y crucifijos colgantes.

Locos que ven en su pluma el bastón de mando que arenga a las tropas de la cordura, cruzados que buscan el cáliz perdido de la esperanza, lo absurdo del amor, lo mágico de aquellos ojos.

Locos que por no querer serlo lo son, locos porque controlar no pueden su siempre razonable y encorsetada cordura.

Locos y más locos…

Locura, locura…

Cuanto loco suelto

¡Oh tu que reniegas de tu locura!

Que tu locura sea tu camino, que controlar y pausar no sea tu modo de vida. Mira a tu alrededor y encuentra, hallar podrás si aceptas que loco eres. Vivir no es un derecho es una responsabilidad…Dulce paladar y sonrisa perpetua…

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